Macau, 1556

La catedral jesuïta de São Paulo a Macau en un gravat

Un 14 d’agost d’ara fa més de quatre segles els portuguesos es van instal·lar en una peninsuleta de la badia de Guangzhou. Era l’inici d’un enclavament, Macau, que seria la porta portuguesa a Xina fins l’acord de cessió de 1999.

Fragment de La formación de un paradigma de Oriente en la Europa moderna (D. Sola, tesi doctoral, Universitat de Barcelona, 2015):

La presencia de Portugal en China parecía condenada a vivir en las sombras del contrabando hasta que irrumpió la figura del fidalgo Leonel de Sousa[1]. Rompiendo con la tradición belicosa de las primeras décadas de presencia portuguesa en el Mar de China, Sousa vio la oportunidad de conseguir una importante concesión de los chinos aprendiendo a adaptarse a sus intereses y necesidades. En el otro lado de la negociación se hallaba Wang Po, el responsable de la defensa marítima de la costa cantonesa. Aunque es posible que por el camino terciaran sobornos de los portugueses a los representantes chinos, la recompensa final valió la pena. Sousa descubrió en 1552 que los chinos estaban dispuestos a permitir el comercio con extranjeros en sus puertos a cambio de pagar unas tasas por contratación y siempre que estos forasteros no fueran farangi, término con el que los chinos se referían a los indeseables extranjeros que se comportaban como piratas. En aquel momento los portugueses entraban dentro de esa acepción. El fidalgo forzó un cambio de actitud en sus connacionales y pactó un acuerdo comercial (1554) con Wang Po que fijó los impuestos que los comerciantes portugueses pagarían al erario imperial, acuerdo que en 1556 se amplió con el permiso de las autoridades chinas, a cambio de un pago tributario anual, para establecer los almacenes de los portugueses en una pequeña península al sur de Cantón: Macao[2].

Portugal acababa de conseguir, tras muchos esfuerzos, un enclave permanente en la China continental[3]. Esta fue la pieza siempre soñada por los españoles, que llegaron a pretender el dominio de la «isla Formosa» (actual Taiwán) como enclave propio al uso de Macao y que además se situaba estratégicamente en la medianía entre la costa de la provincia china de Fujian y el Japón[4]. A partir de 1556 Macao se convirtió, para Europa, en la puerta de China.

Notes:

[1] Sousa, de origen noble, había nacido en el Algarve portugués. Salió de su país para dedicarse al comercio privado. Su presencia en la costa de Guangdong está documentada en 1552. La poca información biográfica del personaje puede encontrarse en Tianze Zhang, Sino-portuguese Trade from 1514 to 1644, A synthesis of Portuguese and Chinese sources, Leiden, J. Brill, 1969.

[2] Jordão de Freitas, Macau: Materiais para a Sua História no Século XVI, Macao, Instituto Cultural de Macau, 1988, pp. 8-21.

[3] Al principio, los portugueses pagaban 500 taels anuales que iban a parar directamente al tesoro del emperador en concepto de arrendamiento o «alquiler» de la tierra. El estatus de la nueva ciudad era, en realidad, difuso, pues acabó siendo una propiedad portuguesa dentro de una teórica soberanía china. Desde un punto de vista práctico Macao había sido cedido a los portugueses por el emperador, y en su territorio se proclamaba la soberanía del rey luso –o hispano-luso, a partir de 1581–, si bien los portugueses en Macao, siempre temerosos de perder su preciada posesión, supieron que, en última instancia, el rey chino retenía su derecho a la soberanía sobre Macao. Véase Wills Jr., Op. cit., pp. 343-346.

[4] Véase Antonio Sánchez de Mora, «La efímera presencia española en la “Isla Hermosa”», en Pacífico. España y la aventura de la Mar del Sur, p. 218.

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